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martes, 6 de septiembre de 2011

¿Estrés? Aprende a manejarlo. Parte I

La modernidad facilita muchos aspectos de la vida, pero también es cada vez más demandante; a veces el mundo parece exigirnos más de lo que podemos hacer y de pronto el estrés forma parte de nuestra vida cotidiana, lo bueno es que nosotros podemos decidir si el estrés es un aliado o un enemigo.

El estrés es una reacción física y emocional ante cambios o situaciones por las que sentimos frustración o preocupación, cuando actúa de manera positiva nos ayuda a tener más energía para permanecer, luchar o escapar, con reacciones que nos ayudan a aumentar la concentración y otras funciones para prepararnos frente a un reto. Después de enfrentar la situación el cuerpo se relaja y nos sentimos aliviados.

Sin embargo, cuando el estrés se vuelve constante, el cuerpo no tiene oportunidad de regresar a la normalidad y puede provocar ansiedad, dificultad para concentrarse, pesadillas, problemas para dormir, problemas sexuales o síntomas físicos como dolor de cabeza, dolor abdominal, gastritis o tensión muscular. Los efectos más nocivos del estrés crónico son la hipertensión arterial, enfermedades cardiacas y la depresión o ansiedad.


Entre las situaciones más comunes que nos estresan están el comenzar un nuevo trabajo o escuela, cambiarse de casa, ciudad o país, el matrimonio o el divorcio, tener un hijo, el despido de un trabajo, las enfermedades propias o las de un ser querido. También existen medicamentos y substancias que facilitan el estrés, por ejemplo medicamentos para tratar el asma o resfriados, hormonas tiroideas, cafeína, cocaína, alcohol y tabaco.


¿Cómo aliviar el estrés? 
Cada quien tiene su manera muy propia de sentir y manejar el estrés, no todas o todos respondemos igual, lo cierto es que no podemos evitar todas las situaciones que nos preocupan, pero podemos sorprendernos de lo fácil que es eliminar muchas de las fuentes que nos provocan estrés.
Aquí algunos consejos:

Evita el estrés innecesario, como dice la canción: “Pero qué necesidad, para qué tanto problema”...
  • No hagas más gastos de los que puedes afrontar.
  • Aún los cambios positivos, si son muy grandes, pueden afectarnos: casarnos, conseguir un nuevo trabajo y tener un bebé todo al mismo tiempo puede ser abrumador. Planifica los grandes cambios para darte tiempo a adaptarte.
  • Aprende a decir no a nuevas responsabilidades si sabes que no las podrás cumplir.
  • Organiza tus prioridades. Si tienes muchas cosas que hacer, haz una cosa a la vez, termina y pasa a la siguiente, no te agobies.
  • Hay personas o temas de conversación que nos irritan, evítalas siempre que puedas.
Altera la situación. Si quieres cambiar algo no repitas las mismas soluciones, modifica la manera en que tratas de resolverlas.
  • Mejora la comunicación en el trabajo y en tu casa, escucha con más cuidado, sonríe, sé cortés, admite tus equivocaciones y di lo que piensas y sientes de manera clara y concreta.
  • Comparte tus pensamientos, pide consejo, reflexiona con tu pareja, padres, hijos o amigos.
  • Anticípate a las circunstancias. 
¿Cómo ves? Le seguimos el próximo martes.

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